Ejercicio en honor del Santo Ángel de la Guarda
Oración Ángel de Dios
Ángel de Dios,que eres mi custodio,pues la bondad divina me ha encomendado a ti,ilumíname, guárdame, defiéndeme y gobiérname.Amén.
Ejercicio en honor del Santo Ángel de la Guarda
*1.- Ángel de mi Guarda, a Vos que no os desdeñáis de tener tanto cuidado de mí, miserable pecador, os suplico fortifiquéis mi espíritu con viva fe, firme esperanza y encendida caridad, para que despreciando el mundo, sólo piense en amar y servir a mi Dios.
Tres Ángel de Dios y tres Glorias.
2.- Noble príncipe de la corte celestial, que os dignáis interesaros tanto por mi pobre alma, defendedla de las insidias y asaltos del demonio, para que no ofenda más a mi Dios en el porvenir.
Tres Ángel de Dios y tres Glorias.
3.- Gloriosísimo Espíritu, que con tanta bondad cuidáis de mi alma, conseguidme la gracia de ser siempre devoto vuestro y fiel en practicar los consejos que os dignáis sugerir a mi mente e inspirar mi corazón.
Tres Ángel de Dios y tres Glorias.
4.-Piadosísimo Custodio de mi alma, que os habéis humillado hasta bajar del Cielo a la tierra, para ejercer solícito vuestro ministerio en favor de un miserable como yo; ayudadme a conseguir un verdadero espíritu de humildad y la completa persuasión de que nada soy ni puedo ser por mí mismo, sin vuestro socorro y la gracia de mi Dios.
Tres Ángel de Dios y tres Glorias.
5.- Benignísimo Espíritu, que con tanta solicitud trabajáis por la salvación de mi alma, obtenedme del Señor que en los últimos instantes de mi vida, mi alma, constantemente protegida por Vos, pueda pasar de vuestras manos a los amorosos brazos de mi Jesús.
Tres Ángel de Dios y tres Glorias.
ORACIÓN :Oh amabilísimo Ángel de mi Guarda, puesto que todo lo que hacéis por mi en este mundo no tiene otro fin que la salvación de mí alma, os suplico que cuando me encuentre en el lecho de muerte, privado de mis sentidos, agobiado por las angustias de mi agonía y cuando ya mi alma se separe de mi cuerpo para comparecer ante su Creador, la defendáis de sus enemigos, hagáis que salga victoriosa en aquel último combate y la conduzcáis Vos mismo a gozar para siempre de la eterna gloria del Paraíso. Así sea.