ORACION A LA MADRE TIERRA
"Buen y bendito día en Dios, buenos días vida, buenos días amor, buenos días Madre Tierra"
Querida Madre Tierra, en el nombre de la Presencia Divina que mora dentro de cada ser de esta Humanidad, te pedimos perdón por todas aquellas cosas que consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente hemos hecho y que te han causado daños.
Te pedimos perdón por haber abusado de tus recursos, por haber traído tanta inarmonía y desequilibrio a tu hermosa naturaleza, y a los demás seres de la Creación.
Te pedimos perdón por no haber sabido disfrutar de los Bienes, dones y bendiciones que nos has brindado y en lugar de ello, haberlos estropeado hasta su casi extinción, y haberlos desperdiciado y consumido irresponsablemente.
Pero hoy te pedimos, no con miedo ni con dolor, sino con todo el amor del que somos capaces, y desde nuestra Alma, chispa Divina de Luz, plenos de Fe en que nos escuchas y comprendes, te pedimos que recibas esta Luz y el Amor que te estamos enviando, que acojas en tu seno toda esta energía sanadora que de nuestros corazones y de nuestras manos estamos brindándote en retribución a todas las Bendiciones que nos has dado Recibe nuestra LUZ y llévala hasta el fondo de tu ser, hasta tu centro, hasta tu mismísimo seno, y que desde allí, Amada Gaia, reine e irradie la PAZ y la TRANQUILIDAD y se manifieste la CALMA desde tus profundidades hasta tu superficie en continentes, mares y océanos, en los ríos, lagos, montañas, llanuras, ciudades y pueblos .
Te pedimos, y te agradecemos profundamente porque día a día podemos disfrutar de tus bondades y de las Bendiciones del Cielo mientras transitamos nuestro camino de LUZ en esta encarnación aquí, sobre tu cuerpo, y te pedimos que por favor, continúes latiendo.
En este momento soy parte del Círculo Sagrado de Seres de Luz, y unidos a mis hermanos, activo mi fuerza espiritual para irradiar energía amorosa a través de mis manos y mi conciencia.
Te pido Madre Cósmica que bendigas mis manos y las manos de mis hermanos en todo el mundo para poder canalizar aquí y ahora tu Luz Sanadora hacia la Madre Tierra.
Te pido Madre Divina que hagas de nosotros un instrumento de tu paz.
Te pido Madre Divina que hagas de nosotros un instrumento de tu Luz.
Te pido Madre Divina que hagas de nosotros un instrumento de tu Amor.
Acompañado por la Fuerza espiritual de todos mis hermanos envuelvo a la Tierra en una Luz intensamente Violeta y la limpio de todas las heridas. Libero en este instante su dolor y sufrimiento y envuelvo a la Tierra en una serena Luz Rosada, llenando de vibración amorosa cada rincón de este planeta.
Me comprometo a mantener viva esta oración, fortaleciendo el Círculo de Seres de Luz, a través de mis actos cotidianos me comprometo a sembrar Amor en la Tierra.
Gracias Amada Madre Tierra, porque yo se que nos escuchas. Amen
ORACIÓN ESENIA A LA MADRE TIERRA
Honra a tu Madre Tierra para que tus días sean muchos sobre la Tierra.
La Madre Tierra está en ti y tú en ella, ella te dio la luz y te da la vida.
Fue ella quien te dio tu cuerpo, y un día lo devolverás a Ella.
Serás feliz cuando la conozcas a ella y a su reino.
Si recibes los Ángeles de tu Madre y cumples sus leyes, no verás enfermedad alguna, pues el poder de nuestra Madre está sobretodo.
Ella reina en los cuerpos humanos y en toda cosa viviente.
La sangre que en nosotros fluye, nace de la sangre de nuestra Madre Tierra su sangre cae de las nubes, salta del vientre de la Tierra, burbujea en los arroyos de los montes, fluye anchurosa en los ríos de los llanos, duerme en los lagos, ruge fuertemente en los mares tempestuosos.
El aire que respiramos, nace del aliento de nuestra Madre Tierra.
Su aliento es azul en lo alto de los cielos, susurra en la cima de los montes, murmura en las hojas de los bosques, ondula en las milpas, duerme en lo profundo de los valles, arde en los desiertos.
La dureza de nuestros huesos, nace de los huesos de nuestra Madre Tierra, de las rocas y las piedras, ellas se paran desnudas ante los cielos en las cumbres de las montañas, cual gigantes que están durmiendo en las faldas de las montañas, como ídolos colocados en el desierto, y se esconden en lo profundo de la tierra.
La ternura de nuestra carne, nace de la carne de nuestra Madre Tierra, que amarillea y enrojece en la fruta de los árboles, y nos nutre en los surcos de los campos.
La luz de nuestros ojos y la audición de nuestros oídos nacen ambas de los colores y sonidos de nuestra Madre Tierra, que nos envuelven, como las olas del mar al pez, como el aire remolinante al pájaro.
El humano es el hijo de la Madre Tierra, y de Ella el hijo del hombre recibió su cuerpo entero. Así como el cuerpo del recién nacido, nace del vientre de su madre. Eres uno con la Madre Tierra, Ella está en ti y tú en ella, de Ella naciste, en Ella vives y a Ella regresarás.
Mantén, por tanto, sus Leyes pues nadie puede vivir mucho ni ser feliz sino quien honra a la Madre Divina y cumple sus leyes, pues tú aliento es su aliento; tu sangre es Su sangre; tus huesos son sus huesos; tu carne es su carne; tus ojos y tus oídos, son sus ojos y sus oídos.
¡NUESTRA MADRE TIERRA! siempre nos abraza, siempre nos rodea con su belleza.
Nunca podemos separarnos de Ella; nunca podemos conocer sus profundidades. Siempre crea nuevas formas: cuanto ahora existe antes nunca fue; cuanto existió antes ya no regresa: En su reino todo es siempre nuevo y siempre antiguo.
En medio de Ella vivimos, aún no la conocemos. Constantemente nos habla, más nunca traiciona sus secretos. Siempre cultivamos el suelo y recogemos sus cosechas. Más no tenemos ningún poder sobre Ella.
Siempre construye, siempre destruye y su taller está escondido a los ojos de los hombres “LA MADRE TIERRA Y YO SOMOS UNO. ELLA LE DA LA COMIDA DE LA VIDA A TODO MI CUERPO”.
Que la Paz sea contigo.